
El presente informe realizado por Live DMA, de la que ACCES tiene la co-presidencia, actualiza los datos ofrecidos por la encuesta publicada en mayo de 2023 con datos y cifras del 2022 en comparación con las del 2019, las últimas antes de la pandemia. Live DMA es una red no gubernamental europea que representa a 20 asociaciones de música en vivo de 16 países diferentes. En primer lugar, este documento presenta las cifras del año 2022, mostrando los efectos de la pandemia así como la recuperación inicial y el aumento de los costes durante 2022. Y, para que sea posible comparar las cifras presentes con las del año previo a los efectos del COVID-19, este informe incluye las cifras de 2019 de los 2.280 locales de música que formaron parte de Live DMA en 2023. Por último, presenta una descripción general de las cifras de 2019 a 2022 por cada asociación integrante de Live DMA. El informe aporta datos clave sobre el valor artístico, social, educativo y económico de las salas de música en toda Europa, mostrando su diversidad.
Cifras de 2019
El informe ofrece una panorámica del año 2019 construida a partir de los datos recogidos en 522 salas de conciertos pertenecientes a 12 asociaciones miembros de Live DMA en 10 países europeos. Estas cifras han sido extrapoladas al total de las 2.280 salas representadas por la red, y funcionan como línea base de referencia para dimensionar el impacto de la pandemia y los desafíos posteriores.
- Más de 281.000 eventos musicales y 463.000 actuaciones programadas.
- Una audiencia agregada de 70 millones de personas.
- Ingresos globales por valor de 1.700 millones de euros, de los que dos tercios provenían de entradas y restauración.
- Una plantilla de 64.500 profesionales y 48.000 personas voluntarias.
- 1.600 millones de euros de gastos totales, de los cuales 496 millones de euros fueron gastos de programación y 513 millones de euros son gastos de personal.
Durante 2020 y 2021, la programación musical sufrió una caída sin precedentes. En España, las salas afiliadas a ACCES llegaron a perder más del 80 % de su actividad —incluyendo eventos musicales, asistencia y venta de entradas— durante los meses más críticos de la pandemia. A escala europea, las salas privadas comerciales registraron una caída media del 77 % en la asistencia de público durante 2020. La mayoría de los espacios se mantuvo a flote gracias a ayudas públicas estructurales.
Sin embargo, en 2022, con el regreso a la actividad habitual, surgió una nueva amenaza: el aumento vertiginoso de los costes operativos —energía, personal, alquileres, equipamiento técnico— sin una subida equivalente en ingresos o ayudas públicas.
Ayudas COVID
Mientras las salas públicas y sin ánimo de lucro lograron compensar hasta un 40% de sus pérdidas con fondos COVID, los locales privados comerciales apenas cubrieron un 9% de sus ingresos perdidos. Esto dejó a muchas en situación crítica. La recuperación no ha sido homogénea: las salas con más apoyo institucional han podido retomar con mayor solvencia sus funciones culturales.
2022: vuelta al directo
Aunque muchas salas lograron reactivar su agenda artística en 2022, el informe advierte que el nivel de ingresos no creció al mismo ritmo que los costes. La inflación, sumada a la falta de ajustes en las políticas de apoyo, derivó en situaciones de déficit estructural, incluso con locales llenos y buena respuesta del público.
Este desequilibrio ha tenido consecuencias directas en la programación: muchas salas optan ahora por propuestas más seguras, en detrimento de la diversidad artística y del apoyo a proyectos emergentes, una función esencial del circuito independiente.
España: nuestros datos
Las salas integradas en ACCES, en su mayoría privadas comerciales de pequeño formato, registraron caídas superiores al 80% durante la pandemia y solo recibieron apoyo estatal para el 9% de sus pérdidas. En Cataluña (ASACC), la situación fue similar, con desplomes del 74% en eventos musicales y apenas un 4% de compensación estatal.
El informe no se limita a diagnosticar. Live DMA plantea la necesidad urgente de reforzar la diversidad artística como bien cultural a proteger, especialmente en un contexto de precariedad creciente, reconocer a las salas como agentes culturales esenciales, diseñar mecanismos de apoyo adaptados a su pluralidad (públicas, privadas, híbridas) y aumentar la financiación estructural para garantizar su sostenibilidad.
Descarga el informe completo en español aquí.