La asociación europea de música en vivo, Live DMA, hizo público el pasado jueves un estudio acerca de las prácticas de programación en Europa. La investigación reúne las conclusiones extraídas de una muestra de 30 programadores de 9 países, entre ellos de salas de ACCES, y extrapola los resultados a las 2.280 salas y clubes en 16 países que componen la asociación.
El objetivo final del documento, titulado “El puzle de la música: explorando las prácticas de programación en Europa”, es facilitar una mejor comprensión de esta función como primer paso hacia un Código Europeo de Buenas Prácticas en Programación, favoreciendo la transparencia y allanando, en última instancia, el camino hacia una mayor diversidad social y artística.
De acuerdo a estos objetivos, el estudio ofrece una visión general del perfil de las personas encargadas de la programación musical en Europa, investiga sus tareas diarias, y resalta los principales desafíos de su trabajo. Los resultados obtenidos, indica la asociación europea, son un punto de partida para abrir el debate y están destinados a ser empleados como una base que posibilite un futuro desarrollo.
Así, el estudio arroja datos para la mejor comprensión del trabajo de programación. Señala, por ejemplo, que un 83% de las tareas de programación están desempeñadas por hombres, que tan solo el 3% son menores de 30 años, que apenas el 56% desempeña esa labor a tiempo completo, o que el 77% realiza su trabajo en soledad (sin auxiliares) o con alguna contribución puntual. Indica también que las tareas del programador no suelen estar desempeñadas en exclusiva, sino a la vez que se ejercen otras funciones en la sala, y que requieren habilidades tan dispares como conocimientos administrativos, de promoción, o de producción. El 63% de los programadores encuestados declaran sentirse aislados en el desempeño de su trabajo, y reclaman mayor formación (particularmente en cuestiones auxiliares, como administración o contratos, pero también en cuestiones como desarrollo de audiencias).
Las personas entrevistadas, señala el estudio, coinciden en que la edad dificulta su trabajo (por ejemplo por desconexión respecto a las audiencias más jóvenes, o por los horarios nocturnos como parte de su trabajo). La escalada de cachés y costes de producción, o perseguir la diversidad de género sobre el escenario, son señalados y desarrollados también entre el elenco de dificultades al que se enfrentan los programadores.
Además de cuestiones técnicas, laborales o éticas, la investigación destaca como un aspecto especialmente problemático el equilibrio entre vida personal y laboral y la salud física y mental. La presión derivada de la relevancia de la programación en el equilibrio financiero de los espacios, la invasión laboral de la vida personal, o la carga de trabajo son señalados en el análisis como uno de los desafíos a los que se enfrenta la profesión en su conjunto.
La radiografía ofrecida por Live DMA incide también en que el trabajo en programación puede reportar satisfacción a nivel personal, destaca su relevancia social en cuanto a descubrimiento de artistas y como prescriptor, y recalca la necesidad clave del desarrollo de estrategias de coordinación entre programadores.
“El puzle de la música: explorando las prácticas de programación en Europa” está disponible para descarga en versión completa y resumida, ambas en inglés, en la web de Live DMA y la sección de recursos de ACCES.